viernes, 11 de febrero de 2011

El lobo y la luna de febrero

El tiempo de las heladas, de noches de cielos limpios y estrellados es el que suele encontrar la segunda luna llena del año cuando este lobo solitario abandona el calor de la cocina atraído inexorablemente por el resplandor azul plata que irradia desparramándose por los campos blanqueados de rocío helado. Choca mi piel contra el cuchillo polar del frío lacerándose mientras mi alma se desliza hacia el calor blanco que irradia tu enorme disco rojizo que asoma sobre el horizonte. El frío rasga mi piel de hombre dejando al descubierto este pelo prieto de lobo viejo liberándose mis movimientos. Ya mis manos y mis pies,. libres de piel de hombre, pueden ser patas y comienzan a trotar a zancadas largas y armoniosas. Muevo pareadas las patas de atrás hasta apoyarlas en la hierva justo debajo de mi pecho. Tiran los glúteos lanzando todo mi cuerpo en un movimiento armónico y suave a la par que veloz hacia adelante mientras mis patas delanteras avanzan por delante de mi cabeza. En el tirón las patas traseras se despegan del suelo cuando todo mi cuerpo se ha estirado por completo y se presenta en toda su hermosa longitud con el pelaje brillando en plata y oro lunar, saliendo y chorros de vapor de de entre mis fauces, toman leve contacto mis patas delanteras con el suelo y ya las traseras las alcanzan, apoyan y tiran de nuevo... en silencio sobre mis almohadillas galopo colina arriba y en la cima acaba mi carrera y me siento frente a ti. Inicio mi canto de notas largas, largas. Tú, alzándote durante una eternidad sobre el horizonte enmarcas en tu halo redondo mi figura para mostrársela a los pastores.... Tu lenta luz que niega el frío de esta noche de febrero arrastra las notas de mi canto derramándolo como lenta ola por la pendiente de la colina reproduciendo una vez mas el milagro del retorno de la la primavera. Nota a nota, Fotón a fotón, nuestra energía se reparte átomo a átomo por cada hierva, cada arbusto, cada roble, cada conejo, cada liebre llamando al despertar del letargo. Empieza la savia a correr despacio por las venas desusadas todo este invierno y la vida, una vez mas, se dispone a nacer.


Por fin tu halo deja de enmarcar mi figura y mi voz entona la ultima nota de mi canto y el milagro ya se ha producido. Tu sigues ascendiendo hacia el cenit e iluminas los campos helados, los robles congelados, las bocas negras que parecen sin vida de las madrigueras de los conejos, los tejados de los hombres por cuyas chimeneas salen tenues vahos de rescoldo apagado y nada parece haber cambiado tras del milagro. Hemos hecho nuestro trabajo: hemos puesto en marcha la primavera pero aun tendrás que andar otros 28 días tu carrusel cotidiano para que el mundo comprenda que, como cada año, el milagro se ha producido.


Continúas ascendiendo al cenit contando lentamente constelaciones mientras yo sigo sentado en la colina siguiendo con la mirada tu camino. Canto, pero en voz muy bajita, las notas largas de nuestra canción ahora ya inútil porque el milagro ya está hecho. Sin embargo ahora ya no canto tu energía renacedora si no que canto tu distancia que me desgarra, tu promesa de ausencia y la esperanza de tu puntual regreso. Con una lágrima desvío la mirada de ti para despertar mis músculos lentamente, incorporarme y descender la colina en soledad. Voy recogiendo los jirones de mi piel humana y me los voy vistiendo notando su dureza helada que me yergue sobre mis patas para parece bípedo de nuevo. Alcanzo la puerta de la cocina y corro hacia el hogar donde el rescoldo apenas ilumina ya la estancia y hecho una brazada de leña. Estiendo las manos sobre el fuego tiritando porque esta piel de hombre ha juntado demasiado frío. Ya soy hombre en todo mi aspecto cuando me acuesto en el jergón al lado de la lumbre. Por la ventana aun puedo verte y te ruego que mañana vuelvas puntual a la colina. Cantaré para ti mis notas largas, solo para tí porque ya hemos llamado a la primavera y mañana la canción será solo para acompañar tu camino al cenit..


1 comentario:

  1. Espero, Arianne, que esta breve carta de un lobo a la luna llena de febrero te guste porque quiero regalártelo en agradecimiento a tu comentario tan alentador. Muchas gracias.

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